martes, 20 de abril de 2010

Los sueños no se cumplen

»No dejes que te vean llorar. Que nadie vislumbre tus lágrimas. Y ella, menos. No le des ese placer.

No consigo dormir. Insomnio. La almohada se bebe mis lágrimas. Una a una. Así borra las evidencias de mi debilidad.

»Cobarde.

Mañana me levantaré con los ojos hinchados.

»Vas a despertar a papá y a mamá. Ahoga tus ridículos sollozos con el edredón. Tienen que madrugar. Se levantan temprano y van a trabajar, todos los días, para proporcionarte cama, ropa de marca, comida y dinero para vicio. Sabes de lo que hablo, ¿verdad? Drogas, alcohol, palomitas, libros y condones.

»Sólo eres otro niñato de mierda con demasiado tiempo libre.

sábado, 17 de abril de 2010

C'est la vie

Miré a través de la ventanilla. Sólo vi noche. Un poco más allá, las luces anaranjadas luchaban por ganar espacio a la oscuridad. Vano esfuerzo. Las tinieblas siempre encuentran algún lugar por donde crecer y expandirse. ¿Qué era aquello? ¿Pueblo? ¿Ciudad? ¿Polígono industrial? No importa, el coche seguía rugiendo en mitad de la negrura. Pronto dejaría atrás aquellos vestigios de humanidad. O de industria, o de cultura, o de decadencia, como prefieras llamarlo. A mi lado, el conductor se mostraba taciturno. Su vista estaba clavada en los haces de luz que proyectaban los focos delanteros del vehículo. Entre ellos comenzaba a adivinarse una tímida neblina. Las partículas de agua condensada se estrellaban silenciosamente contra el parachoques.

La visión de esa bruma, formándose ante nosotros, me hizo evocar tardes infantiles, cuando jugaba a la pelota junto a las charcas de mi pueblo. Charcas que fueron escenario de múltiples (y gloriosas) batallas de piedras. Muchas veces ni siquiera veíamos al enemigo. Intuíamos su posición por la trayectoria de los pedruscos que aparecían de improviso atravesando aquel humo blanco y frío.

Exhalé una bocanada de aire caliente para empañar el cristal. Sobre él, dibujé una luna creciente. Mientras lo hacía, reparé en que el vaho desaparecería pronto y se llevaría consigo mi luna. Así pues, le añadí una boca triste, unos ojos lacrimosos y un bocadillo de cómic con la siguiente frase: "c'est la vie".

La niebla era cada vez más espesa. Me estremecí, cerré los ojos y quise desaparecer.

jueves, 15 de abril de 2010

Fight Club

Es fácil llorar cuando te das cuenta de que todas las personas a las que quieres acabarán por rechazarte o morirse .

Chuck Palahniuk.

lunes, 12 de abril de 2010

Mallorca - Atlético de Madrid

El Mallorca de Gregorio Manzano sigue intratable en el Ono Estadi. Suma 36 de 39 puntos en casa. En esta ocasión, atropelló futbolísticamente a un Atlético de Madrid que acusó monumentalmente las bajas de Agüero y Tiago, dos jugadores básicos para el conjunto de la capital.

El partido tuvo poca historia. La defensa del Atlético, que estuvo lamentable durante todo el choque, dio todas las facilidades del mundo a Víctor y Aduriz para que adelantasen, en dos ocasiones, al equipo balear. El 1-1 lo había anotado Forlán, aprovechando una gran asistencia de Jurado.

Tras el descanso, los colchoneros ganaron metros y obligaron al Mallorca a replegarse, y buscar la sentencia mediante contragolpes. Pero, en el minuto 55, Raúl García dejó a su equipo con 10, tras una entrada absurda e innecesaria. Ya había sido amonestado por protestar siete minutos antes.

En el 78', Forlán se escapó de su marcador y pisó área, pero su potente zurdazo se marchó por encima del larguero. Y de lo que pudo ser el 2-2, se pasó al 3-1. ¿Cómo pudo ocurrir? Julio Álvarez saca un córner y Perea introduce el balón en su propia portería, en otro desesperante alarde de torpeza.

Mattioni cerró la goleada en el tiempo de descuento. Volea antológica, desde el vértice del área grande, que se coló como un obús por la escuadra del chaval De Gea. Cabe destacar que el joven guardameta colchonero tuvo varias intervenciones de gran mérito a lo largo del encuentro, y evitó una goleada de escándalo.

Así pues, el Mallorca se afianza en puestos de Champions League y el Atlético de Madrid alarga su mala racha fuera del Calderón. La última victoria a domicilio la consiguió contra el Valladolid, el día 9 de enero.

martes, 6 de abril de 2010

El local de Burgos

Verano de 2009

Se necesitan dos personas para levantar el cierre. La presión ha de hacerse de forma simultánea en ambos extremos de la cortina metálica (si se quiere subirla de una vez, claro).

El interior rezuma humedad. Sólo tras encender los neones puede apreciarse la totalidad de la sala. Es alargada, como un pasillo de unos tres o cuatro metros de anchura. Las paredes fueron pintadas de azul celeste hace años, pero ahora están surcadas por multitud de grietas y desconchones. Tal vez para paliar la sensación de decadencia, están forradas de carteles y banderas. Incluso hay tres estantes (quizá más) repletos de botellas de todo tipo: cerveza negra, rubia, ron...

Había olvidado mencionar los sofás y butacones. A lo largo del pasillo, enfrentados unos a otros, y separados por dos mesas negras, bajas, invadidas por bricks de vino, cartas y juegos de mesa. Y lo que parece ser una cubitera negra, vacía, con la marca "Cacique" serigrafiada.

Al fondo del pasillo se adivina una puerta. Digo se adivina porque está cubierta por la bandera de Cuba. Es la entrada al picadero. Se trata de un habitáculo claustrofóbico que contiene un colchón mohoso y una mesita llena de velas a medio consumir. David me explicó que, entre su grupo de amigos, tienen una coña, o mejor dicho, una apuesta sobre quién será el que estrene esa "habitación del amor". Sin embargo, todo apunta a que (a menos que se produzca un calentón extremo) ese colchón no va a ser testigo de escenas ardientes. Por lo menos, hasta que desaparezca el moho.

También al final del pasillo-local, pero a mano izquierda, hay una especie de almacén saturado de cajas y chismes, y un baño con retrete y lavabo. La lámpara del baño tiene pinta de farol de la época victoriana y cuelga del techo a una altura poco segura. De hecho, me golpeé en la cabeza, en una ocasión, después de mear. Ah, y el agua del grifo debería poder beberse (o eso se rumoreaba). La clave es dejar que mane hasta que se borre su color pardusco.

Volvamos a los elementos accesorios del local. En el momento de mi partida, es decir, la última vez que estuve allí, había todo esto desperdigado por el interior de la antigua mercería: un gorro de cabeza de pollo, unas tetas falsas, una Play Station de la primera época, una Play Station 2, una nevera rebosante de sangría y calimocho (todo elaborado con vino de 50 céntimos), una televisión, un Risk, un trivial, ¿un deuvedé?, una manta del Atlético de Madrid, dos micrófonos con los que Riboh imitaba a una sirena, bolsas llenas de juegos del hermano de Diego, los restos de un hacha de juguete, una escoba que Karim solía usar como arma, una fregona, vasos de plástico, cajetillas de Camel vacías y arrugadas, etcétera.

Pese a que la impresión que pueda extraerse de estas líneas sea que el PITIGON-2 es un tugurio infame, debo decir que me cautivó. Es increíble ver a esos burgaleses apoltronados en los sofás y pasándolo en grande. El local cobra vida cuando está habitado por estos chavales tan peculiares. David tenía razón, "el local es la VIDA", y sus amigos, unos fueras de serie. Ojalá nosotros tuviésemos un punto de encuentro así en el barrio. Ese apacible caos. Esa sensación de libertad, independencia y camaradería. Sin lugar a dudas, el local de Burgos, cuando está concurrido, desprende un magnetismo especial. Eso que los místicos denominan aura.